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Planes de los CEO para reformar el capitalismo chocan con la realidad de la pandemia

El principal grupo de lobby empresarial de Washington hizo un compromiso hace un año, pero ¿en realidad cambió algo?

Por: Financial Times | Publicado: Viernes 21 de agosto de 2020 a las 12:23 hrs.
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A. Edgecliffe-Johnson y B. Nauman en Nueva York

Cuando las cuarentenas se extendieron por EEUU en marzo, la basura dejó de acumularse frente a las tiendas, escuelas y estadios, recortando US$ 40 millones de los ingresos de Waste Management en dos semanas.

Jim Fish, su director ejecutivo, no respondió despidiendo trabajadores sino garantizando los pagos a su personal durante toda la duración de la pandemia y ofreciendo a las empresas más pequeñas un mes de servicio gratuito una vez que reabrieran. “En mi opinión, los accionistas eran algo secundario o terciario”, recuerda. “Sabía que iba a haber un costo para los accionistas, pero realmente lo que estaba pensando era que si tenía que despedir a un montón de personas, cómo iban a mantener a sus familias."

El negocio de la eliminación de residuos no es famoso por su buen corazón, y los accionistas están acostumbrados a ser la prioridad de los directores ejecutivos. Pero las decisiones de Fish muestran un cambio de actitud en las compañías estadounidenses desde la crisis financiera mundial, y nada lo reflejó de manera más sorprendente que la declaración emitida el año pasado por el principal grupo de lobby de las grandes firmas de Washington.

Business Roundtable (BRT) redefinió el propósito de las corporaciones estadounidenses, enfatizando sus compromisos con los clientes, empleados, proveedores y comunidades. Sólo al final de esa lista de stakeholders -o partes interesadas- estaban los inversionistas que, según el consenso que se remonta al economista de la década de 1970 Milton Friedman, hasta ahora se habían deleitado con la noción de la "primacía de los accionistas".

La carta fue firmada por 181 directores ejecutivos, desde Jeff Bezos de Amazon hasta Doug McMillon de Walmart. Sin embargo, un año después, ahora están enfrentando dificultades para demostrar que las cosas de verdad hayan cambiado, a medida que la crisis del Covid-19 ejerce presiones sin precedentes sobre sus empresas y una serie de inversionistas, académicos y activistas argumentan que se necesitan cambios más profundos si se quiere que el “capitalismo de los stakeholdes” esté a la altura de sus promesas.

Acusaciones de hipocresía

Los miembros de la BRT han enfrentado acusaciones de hipocresía durante la pandemia, con los empleados acusando a McDonald's de no proporcionar suficientes licencias por enfermedad pagadas, denunciando a Walmart por no atender las preocupaciones de los trabajadores sobre su seguridad y criticando a Amazon por eliminar el bono por riesgo que ofreció al comienzo.

Just Capital, que rastrea el impacto que las empresas tienen en la sociedad, encontró que la declaración de la Business Roundtable había arrojado resultados mixtos. Las empresas cuyos directores ejecutivos firmaron el documento se desempeñaron mejor que otras en brindar apoyo, desde licencias por enfermedad pagadas hasta asistencia financiera durante la crisis.

Sin embargo, en una encuesta a 2.000 personas, también encontró que los estadounidenses creen que las grandes empresas no cumplen con sus responsabilidades con los trabajadores, los clientes, las comunidades y el medio ambiente.

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Incluso antes de la pandemia, la asociación enfrentaba duras críticas. Por un lado estaban los fanáticos de Friedman, que insistían en que las empresas deben centrarse en ganar dinero y olvidarse del resto. Por el otro, estaban los partidarios de la inversión en temas ambientales, sociales y de gobernanza a quienes les preocupaba que los miembros del grupo solo estuvieran proyectando una imagen en lugar de cambiar su comportamiento.

De cualquier manera, los accionistas parecían no creer que de verdad pasarían a segundo plano, dijo Shiva Rajgopal, profesor de la Escuela de Negocios de Columbia. “Cuando estos tipos firmaron la declaración de la BRT, los precios de las acciones de estas empresas no se movieron… ni siquiera en lo más mínimo”, recordó.

Este escepticismo estaba justificado, cree, por el anterior tratamiento que las empresas habían dado a las demás partes interesadas. En un estudio con Aneesh Raghunandan, de la London School of Economics, descubrió que los miembros de la BRT habían sido multados por muchas más infracciones ambientales y laborales que otras empresas. Un defensor del grupo, sin embargo, recalcó que las empresas menos sancionadas eran en la mayoría de los casos mucho más pequeñas que compañías como Apple y Amazon.

Anne Simpson, que dirige el trabajo de gobernanza de Calpers, el fondo de pensiones más grande de Estados Unidos, se hizo eco de otra de las críticas de Rajgopal: que las empresas estadounidenses han fomentado un débil modelo de derechos de los accionistas que facilita que los directorios no le rindan cuentas de sus compromisos a las partes interesadas.

Y citó como ejemplo a Darren Woods, director ejecutivo de ExxonMobil, quien firmó el compromiso de la BRT, y que sin embargo solicitó a la Comisión de Valores y Mercados (SEC, sigla en inglés) que eximiera a su empresa del voto de los accionistas sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero.

"El historial sigue siendo sólido"

Josh Bolten, el director ejecutivo de la Business Roundtable, calificó como "superficial" otra crítica de que la mayoría de los signatarios no habían solicitado la autorización de sus directorios antes de firmar su compromiso con los stakeholders. Eso, dicen los escépticos, sugiere que los ejecutivos no pensaban que se estuvieran comprometiendo a realizar cambios importantes.

"La mayoría de los directores ejecutivos que firmaron esa declaración pensaban que esa era la forma en que ya estaban dirigiendo su empresa de todos modos, así que, ¿para qué buscar la aprobación del directorio?", dijo Bolten. Incluso si muchos directores ejecutivos lo vieron como una reafirmación de sus anteriores prioridades, la declaración seguía siendo un compromiso "aspiracional" de hacer más, agregó. "Si se analiza con detenimiento lo que han estado haciendo las principales empresas estadounidenses durante la pandemia, el historial sigue siendo sólido".

Las donaciones de equipo de protección personal, los compromisos financieros con grupos de derechos civiles después de la muerte de George Floyd, las promesas de evitar despidos y las gestiones en favor de pequeños proveedores eran signos de que las empresas estaban "dando un paso adelante" en favor de las partes relacionadas, dijo Bolten.

Sin embargo, algunas  empresas, como las aerolíneas y los hoteles, que están "colapsadas", han sido menos capaces de apoyarlas en la crisis, y una recesión prolongada aún podría afectar las promesas hechas durante un mercado alcista.

"No se puede esperar que las empresas socaven su propia viabilidad financiera en nombre de sus partes relacionadas porque si no hay una empresa rentable al otro lado de la crisis, no pueden ayudarlas para nada", dijo Bolten.

Los directores y ejecutivos estadounidenses todavía están rezagados respecto a sus pares internacionales en su creencia de que el capitalismo está cambiando fundamentalmente, según una encuesta a 400 líderes empresariales realizada por Diligent, una consultora de gobernanza.

Pero existe un consenso cada vez mayor de que se necesita más trabajo para incorporar el capitalismo de los stakeholders en la toma de decisiones de los directorios y medir su impacto.

Un grupo respaldado por inversionistas de la Escuela de Negocios Saïd de Oxford publicó un marco esta semana para alentar a los directorios a convertir su discurso de buenas intenciones en acciones concretas. "El propósito tiene que ser más que un eslogan de marketing", dijeron los autores.

La presión de los inversionistas ha hecho más que la Business Roundtable para enfocar a los directorios hacia propósitos más amplios, aseguró Rebecca Henderson de Harvard Business School, autora de Reimagining Capitalism. Pero la declaración de la BRT igual ha sido significativa, argumentó. “Muchos líderes empresariales realmente parecen haber creído que su trabajo se trataba de maximizar el valor para los accionistas. Eso es un desastre, por lo que incluso cambiar el lenguaje es algo bueno".

Para Fish, de Waste Management, un enfoque en las partes interesadas puede dar frutos. Desde que la compañía tomó medidas para ayudar a las pequeñas empresas con dificultades, dijo, la lealtad de los clientes se ha disparado y la tasa de clientes que cancelan sus contratos ha caído a mínimos históricos.

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